Tras los pasos del Señor Zimmerman
Tras los pasos del Señor Zimmerman Un reportaje de Sol Colmenares Roland Gray mide un metro setenta y debe pesar ciento treinta kilos. Aunque de entrada parece que le fastidio, acepta hablar conmigo allí mismo, en el porche de su casa, siempre que sea breve. Durante la corta conversación noto que está más pendiente de los ecos de la retransmisión televisiva de algún acontecimiento deportivo, que llegan desde el interior de su casa, que de mí. –Salgo por la puerta cada día a las cinco en punto. En esta época, a esa hora, todavía está oscuro, así que solo vi una figura recortada contra el cielo, allí en el cambio de rasante. Primero pensé que era un muñeco de trapo, un espantapájaros, basura que algún gracioso había amontonado en medio de la carretera. Tenemos un par de graciosos en el barrio. Luego el montón de trapos se movió, demostró estar vivo, y entonces reconocí que allí, en medio de la calle había un hombre. –¿Se movió? ¿Hacia dónde fue? –No fue a ninguna parte,